El Peñón de Grazalema.

Me encantan los días , de frío y sol , un frío suave que te acaricia la cara y el sol que lo ilumina todo, que poco a poco ira calentándolo todo, el día amanece a si, por lo que se prevé una jornada expendida. 

La jornada esta preparada para que no solo, esa un  día de escalada, si no que tendrá una dosis considerable de formacion, preparamos el equipo y comenzamos el sendero que nos lleva al pie de la pared, allí vamos a realizar algunas maniobras que vamos a necesitar en la escalada, como actuaremos en las reuniones , protocolo de comunicación, como poner y quitar los seguros de progresión ( Friends, fisureros ,etc.) , que al tratarse de escalada clásica no lo encontraremos puesto, si no que habrá que ir poniéndolos y quitándolos. 

Tras un rato de explicaciones comienza la escalada, vamos progresando largo a largo sin mucha dificultad, en cada reunión hay explicaciones para seguir aprendiendo cositas, pequeños detalles que irán aumentando la seguridad en vuestras escaladas.  Blanca esta disfrutando de la escalada, le gusta ese plus de aventura, que significa enfrentarse a la pared en su estado natural, sin muchos elementos fijos previamente instalado, se siente como los pioneros de la escalada, las paredes estaban ahí y había que subirse por ellas desde abajo sin saber muy bien que vas a encontrarte. 
Este tipo de escalada contienen un plus de riesgo, por eso se hace necesario un buen aprendizaje, para poder acometerlas con seguridad o como en esta ocasión que te acompañe un buen gestor de riesgo, como somos los Guías. 
Tras varias horas de escalada llegamos a la cumbre, el día esta muy bonito, comemos algo y comenzamos el descenso que en esta actividad se realiza andando, tras recorrer un pequeño trozo de cresta
 fácil llegamos a la falda de la montaña, que nos permitirá bajar andando sin ninguna dificultad. 
Terminamos en Grazalema con sus correspondiente cervezas y el corazón entusiasmado por la aventura vivida , este tipo de escaladas siempre te dejan con ganas de mas.